En todo el mundo, la alimentación inadecuada y la falta de actividad física están entre los principales factores de riesgo para la salud.
Llevar una dieta sana, a lo largo de la vida, ayuda a prevenir la malnutrición y algunas enfermedades no transmisibles como: diabetes, enfermedades del corazón, embolia, cáncer, entre otras.
Para mantener una alimentación balanceada y prevenir enfermedades, es fundamental tomar en cuenta lo siguiente:
Reducir el riesgo de desarrollar enfermedades no transmisibles: comer al menos 5 porciones de frutas de temporada y verduras diarias.
Prevenir aumento de peso: reducir el consumo de grasa a menos del 30% de lo que se consume diariamente; para lograrlo, es preferible cocinar al vapor o hervir, en lugar de freír; reemplazar la mantequilla y manteca de cerdo por aceites ricos en grasas saludables como lo son: aceite de soya, canola, maíz, cártamo y girasol.
Evitar el riesgo de enfermedades del corazón y embolias: se recomienda reducir la ingesta de sodio, a través de la disminución del consumo de sal; lo adecuado es consumir menos de 5 gramos al día.
Evitar el sobrepeso y la obesidad: limitar el consumo de alimentos y bebidas con alto contenido de azúcares, como: aperitivos, bebidas azucaradas y golosinas. Se recomienda comer colaciones; frutas y verduras crudas en lugar de productos azucarados.