Síndrome de la Mujer Maravilla

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Supermujeres

“Hoy me levanté temprano para hacer ejercicio, hice la comida más saludable que pude para mi familia, aunque yo no pude desayunar, pero tomé café para tener energía. Estuve planchando ayer hasta muy tarde, y, por eso tenía mucho sueño en la mañana. Soy afortunada, mi esposo me ayuda, aunque es un poco olvidadizo porque le encargué que pasara en la noche al supermercado y no se acordó, pero todo salió perfecto porque les hice a mis hijos jugos de frutas y verduras, les encantó. No me alcanza el tiempo, pero mañana me voy a levantar más temprano; estaba levantándome a las 6:00 am, entro a trabajar a las 9:00 am, pero no es tiempo suficiente. Hace mucho que no salgo en plan de amigas, pero vale la pena por mis hijos. A veces me siento sola, porque no puedo compartir con nadie lo que siento, no quiero preocupar a mi familia con mis cosas. Vi un meme que me encantó, dice que las mujeres lloran en la ducha y que nos reconstruimos cuando el dolor se nos sale por los ojos…”

Es una fortuna que te tomes el tiempo de leerme, porque necesitamos hablar sobre las veces en que te sientes así, o porque sabes de alguien que se siente de esta manera. Quiero que sepas que tienes derecho a cansarte, derecho a dejar alguna parte de la casa sin asear, que las personas que viven contigo pueden aprender a que los ames sin tenerles todo listo, que a las personas de la familia que cuidas, alimentas y apoyas pueden también cooperar en algo más.

El Síndrome de la mujer maravilla no existe en psicología y tampoco en psiquiatría. Es un término actual que sirve para ejemplificar y nombrar lo que está ocurriendo con muchas mujeres que intentan cubrir las expectativas de los demás y que se alejan de sí mismas sin darse cuenta.

Hablemos de algunas características que pueden incluirse en situaciones como esta:

  • Sentimientos de miedo, tristeza y enojo que se evaden o callan, con la idea de no tener problemas con las personas con quienes convives.
  • Exigencias acerca de la imagen; estamos convencidas de que no se trata solamente de comer saludable y hacer ejercicio, sino que la meta debe ser lucir de acuerdo con algún estereotipo de belleza, por ejemplo, no tener panza, ni celulitis, papada o brazos sin tonificar.
  • Amar, significa asegurarte de que los miembros de tu familia se alimenten bien y tengan todo lo necesario para realizar sus actividades.
  • Tienes momentos de quiebre, donde sientes profunda culpa por tu situación física, porque no logras la apariencia que quieres.
  • En ocasiones, te decepciona, profundamente, que las personas a las que apoyas no son consideradas contigo.
  • Tienes problemas para concentrarte, porque tienes demasiado en qué pensar; te sientes rebasada por la gran lista de pasos a seguir, de detalles a contemplar. Planes y más planes, forman parte de cada momento de tu día, de todas las temáticas posibles.

¿Por qué ocurre ese síndrome de la mujer maravilla?

  • Porque no conocemos la equidad. Pensamos que, como mujeres, debemos ser sensibles, multitarea, eficientes, bellas, creativas, etc. Derriba esa creencia y permite que los hombres y mujeres a tu cargo desarrollen su talento, conviértanse en un equipo.
  • No sueltas la responsabilidad, porque quieres asegurarte de que todo salga bien. Sostienes la idea que, como mujer, el cuidado a las personas lo haces mejor que cualquier hombre, piensas que los y las demás hacen mal las tareas y, por eso, prefieres hacerlas tú.
  • Has intentado dividir los deberes, pero no sale bien, porque terminas dándote cuenta de que tú eres la responsable…piénsalo bien, ubica que todos podemos aprender y no todo lo tienes que hacer tú.

Si deseas mejorar la situación, puedes empezar reflexionando lo siguiente:

  • No tienes que ser perfecta. Hacer ejercicio y llevar una dieta saludable es suficiente, no tienes que parecerte a nadie ni lucir de determinada manera, acepta tu cuerpo tal como es.
  • Confía en los demás y, atrévete a que tu familia planifique, ejecute y reestructuren las estrategias en equipo.
  • No todo tiene que quedar perfecto en casa, intenta descansar asumiendo que los pendientes pueden esperar o quedarse sin hacer.
  • No tienes que ser siempre amable, todas tus emociones son válidas, el enojo el miedo y la ira también forman parte de ti. Acepta tus emociones, reflexiona de dónde vienen y cómo puedes mejorar la situación para sentirte mejor. Si le dices a los demás cómo te sientes, no les estás haciendo daño ni les “pones mal”, sino que será una oportunidad para aprender a contenernos y a apoyarnos como familia.

Si necesitas apoyo profesional, búscanos a través de la línea telefónica del PAE.

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