En los últimos años, se ha incrementado la cantidad de productos, marcas y líneas de ventas en la industria alimentaria, aunado a la constante actualización de los etiquetados para cumplir con las normas oficiales. Esto, sin duda, genera confusión entre los consumidores, por lo que conocer los conceptos básicos a la hora de leer etiquetas se ha convertido en una herramienta efectiva.
De manera inicial, es necesario aclarar que, independientemente de las leyendas o sellos que lleve un producto, la lectura de su etiqueta será lo que permitirá informarte sobre el contenido y su aporte nutricional.
Acorde a los lineamientos de etiquetado, el primer aspecto a observar son los ingredientes, que se describen de mayor a menor, mostrando el contenido del producto. Es decir, los primeros ingredientes mencionados están presentes en mayor cantidad. Por ejemplo, si la lista comienza con azúcar o sus derivados, probablemente será un producto con bajo aporte nutricional.
El segundo dato a considerar es el tamaño de la porción, lo cual permite conocer el consumo real de calorías. Para obtenerlo, se multiplica la porción individual por la cantidad contenida en el envase. Un ejemplo puede ser el siguiente: un producto en presentación de 300 gramos indica en su etiqueta que una porción es de 100 gramos y aporta 50 kcal. Por lo tanto, contiene 3 porciones en total. Así, se multiplican 50 kcal (contenido en una porción) por 3 (porciones totales del envase), obteniendo 150 kcal totales.
Ahora bien, las calorías de un producto pueden provenir de los tres principales macro nutrimentos: hidratos de carbono, proteínas o grasas. Los carbohidratos incluyen fibra y azúcar añadida como parte de su totalidad; mientras que las grasas pueden ser saturadas, monoinsaturadas, poliinsaturadas o hidrogenadas. En estos desgloses se analiza la composición de los carbohidratos o las grasas, lo cual es determinante al hablar de la calidad nutricional del producto.
En este contexto, dentro de los productos con hidratos de carbono, el aporte de fibra permite elegir alimentos más nutritivos, ya que una mayor cantidad de gramos de fibra indica que el producto conserva ingredientes derivados de cereales complejos. Por el contrario, un aspecto a considerar es el total de gramos de azúcar añadida, donde se considera más saludable un producto sin ella, y cuanto menor sea la cantidad, se evita un consumo de azúcar extra.
Desglosando el tipo de grasas contenidas, se consideran benéficas las grasas poliinsaturadas y monoinsaturadas, procurando reducir el consumo de grasas hidrogenadas o trans, ya que este tipo de grasas han pasado por alteraciones en sus moléculas para prolongar el tiempo de conservación del producto. La guía más efectiva es elegir opciones con bajo o nulo contenido de grasas saturadas y evitar las grasas trans.
Existen además otros etiquetados o leyendas, que indican lo siguiente:
- Sin azúcar añadida o sugar free: Productos que no contienen azúcar añadida, es decir, no se agregó en su elaboración, o bien, que por su origen natural no contienen azúcar. También existe la posibilidad de que sea un producto que no aporte gramos de azúcar, pero que contenga algún tipo de edulcorante o endulzante.
- Producto light: Para que reciba esta denominación, debe contener un tercio menos de calorías, grasa o azúcar comparado con su versión original.
- Bajo en grasa: En estricto sentido, los productos «sin grasa» deben contener como máximo 0.5 gramos por porción, los productos «bajos en grasa» máximo 3 gramos, y se considera «reducido en grasa» cuando la porción contiene 25% menos grasa en comparación con su versión estándar.
- Contenido de sodio: Dependiendo del producto, puede ser alto o bajo. Este ingrediente se utiliza principalmente como conservador; sin embargo, a menor cantidad de sodio que contenga un producto, es más favorable para su consumo.
Por último, otros etiquetados como «orgánicos» y «sin gluten» no necesariamente son sinónimos de productos más saludables. En lo que respecta a los alimentos libres de gluten, son favorables y forman parte de la alimentación de las personas celíacas, es decir, aquellas que generan una reacción inmunológica al ingerir esta proteína. Sin embargo, para el resto de la población no tiene un impacto significativo. Por otra parte, el concepto de «orgánico» dentro del contexto químico indica que ese alimento o producto contiene enlaces de carbono, pero en la industria alimentaria hace referencia a que su cultivo, producción u obtención viene de fuentes naturales, sustentables y con un mayor estándar de calidad.
Recuerda que la educación alimentaria es una herramienta que te empodera para tomar decisiones inteligentes en tus hábitos de alimentación. Orienta te brinda un complemento mediante los contenidos disponibles para ti.