De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), durante el 2020 hubo 241 millones de casos de paludismo, 14 millones más que en 2019. Según las estimaciones, la enfermedad causó 627 000 muertes en el 2020, lo que supone un aumento de 69 000 muertes con respecto al año anterior.
El paludismo o malaria es una de las enfermedades parasitarias más importantes a nivel mundial. Se estima que cada año se producen cerca de 300 millones de casos nuevos, generando más de un millón de muertes. Actualmente es endémico, es decir, que se encuentra presente en muchos países de regiones tropicales y subtropicales del mundo.
Es causada por un parásito del género Plasmodium. Existen cuatro especies de parásitos que causan esta enfermedad y son los siguientes: P. falciparum, P. vivax, P. ovale y P. malariae, siendo los dos primeros los que tiene mayor prevalencia a nivel mundial y el P. falciparum, el causante de una mortalidad elevada.
Los Plasmodium van a ser transmitidos al ser humano por la picadura de mosquitos, específicamente del género Anopheles: estos mosquitos tienen una mayor actividad por las noches. También se van a reproducir de una mejor manera en agua dulce de poca profundidad, como es el caso de ríos, charcos o incluso lagunas, teniendo un mayor aumento en las épocas donde no hay lluvias.
El ciclo de vida del parásito tiene dos fases importantes, llevadas a cabo en el hígado y en los eritrocitos respectivamente. Los mosquitos infectados por este parásito, al picar al paciente previamente sano, van a depositar a los parásitos en el torrente sanguíneo llegando al hígado. Ahí comenzará un proceso de crecimiento, permitiendo que al estar maduros dichos parásitos, salgan hacia el torrente sanguíneo y puedan entrar a los glóbulos rojos.
Los síntomas empiezan a presentarse aproximadamente entre 7 y 14 días posteriores a la picadura. Es común que en los primeros días de la infección se produzcan síntomas muy inespecíficos para poder identificar qué tipo de enfermedad presenta el paciente, pudiendo ser originada por algún virus, bacteria o parásito, cómo lo son dolores musculares y articulares, falta de apetito, náuseas o vómitos. Conforme avanza el tiempo, en la mayor parte de los casos, el paciente comenzará a presentar aumentos en la temperatura corporal que tienden a ser muy característicos, provocando fiebre muy alta que puede alcanzar los 41 ºC. Estos síntomas son cíclicos, pudiendo comenzar nuevamente entre las 36 y 72 horas posteriores, dependiendo de la especie que cause el paludismo.
Es importante que la persona acuda a valoración médica para iniciar el diagnóstico, que se realiza mediante un estudio llamado frotis de sangre. Una vez determinado el agente causal, implementar el tratamiento farmacológico es esencial para evitar complicaciones.
Con la finalidad de contribuir a la disminución y control de esta enfermedad, se requieren comprender acciones enfocadas a la prevención de la picadura del mosquito, tales como:
- Evitar la exposición durante las horas en las que suele picar el mosquito, desde el atardecer al amanecer.
- Utilizar ropa que cubra la mayor parte de piel posible.
- Utilizar repelentes de insectos.
- Colocar de redes para las ventanas.
- Retirar objetos y residuos que generen acúmulos de agua, para evitar la reproducción de los mosquitos.
Esta enfermedad continúa siendo un problema de salud pública presente en regiones con clima tropical y en países vías de desarrollo, por lo que la población que radica o que realiza viajes en estas zonas es la más propensa. La prevención mitigando la población de mosquitos, identificación oportuna de los síntomas así como una atención médica temprana, permiten evitar complicaciones severas. Continuemos aplicando las medidas para conmemorar el día mundial contra el paludismo.
