Al hablar de crianza, las personas pueden enfrentar una disyuntiva en donde se desconoce cuánta disciplina es necesaria y cuándo esta, se puede volver excesiva o violenta. Por ello se ha desarrollado la crianza positiva. Al hablar de crianza, nos encontramos ante una propuesta nacida en Austria, que se refiere a un estilo de crianza basado en el respeto y el afecto a los hijos e hijas, a través de conductas no violentas. En el siguiente artículo te brindamos información al respecto.
La crianza positiva se refiere a un enfoque que consiste en fomentar el desarrollo saludable de los niños mediante la creación de un entorno seguro, amoroso y respetuoso. Se basa y enfoca en la creencia de que los niños y niñas se adaptan de manera efectiva a situaciones en las que se sienten valorados, seguros y apoyados.
En este tipo de crianza, las personas encargadas se centran en las necesidades emocionales de los niños y las niñas, en lugar de simplemente en su comportamiento. Es importante tener en cuenta que la crianza positiva no significa que los padres o tutores tengan que ser permisivos con su comportamiento, sino que se trata de explicar cada situación y comprender a cada uno de los integrantes de la familia.
Cuando hay alguna conducta que no es adaptativa para la dinámica del núcleo familiar, en vez de optar por castigos o conductas violentas, se busca reforzar, los comportamientos adyacentes que sí llevó a cabo el menor, por ejemplo: reconocer que dedicó su esfuerzo y tiempo en adelantar alguna otra actividad o en deberes del hogar. Acompaña afectivamente a tu hijo o hija a identificar la importancia de hacer sus deberes y organizar su tiempo.
Concretamente, el lenguaje que se emplea en la crianza positiva es muy importante, ya que busca fomentar una relación basada en el amor y la comprensión. Se debe tener especial cuidado en evitar una comunicación violenta o despectiva, pues esto puede afectar la autoestima del pequeño o pequeña y su interacción social.
Otro aspecto que se busca, es fomentar la independencia y el pensamiento autónomo de los niños y las niñas. Se les enseña a tomar decisiones y aprender de sus errores para que puedan desarrollar resiliencia y autoconfianza. Además, se centra en el desarrollo de habilidades sociales y emocionales, buscando enseñar a los pequeños y pequeñas a comprender y expresar sus propias emociones para que puedan aprender a gestionarlas y comunicarse de manera efectiva con los demás.
Para lograr una educación positiva, favorece crear un ambiente hogareño que fomente el aprendizaje, el amor y el descanso. Esto puede incluir la creación de horarios y rutinas, tiempo de calidad en familia, la promoción de actividades recreativas y la creación de un espacio seguro y estimulante para los niños, con la finalidad de crear una convivencia armoniosa y un desarrollo individual adecuado.